Alas de cuervo
De pequeña me enamoré del «Pequeño vampiro» esperaba ansiosa, la visita del señor calvo y con traje del circo de lectores, que me traía una nueva entrega cada mes, como el que me trae una carta de amor desde el frente.
Vale, exagero, él solo quería cobrar y yo solo leer.
Después apareció “Entrevista con el vampiro” y por si los libros no eran suficiente adictivos, van y me ponen, en plena efervescencia hormonal a Brad Pitt de protagonista en la versión cinematográfica.
Si eres muy joven igual no eres consciente de lo que significa ser un adolescente, con un Brad Pitt de 20 años y colmillos, al otro lado de la pantalla. Pero mejor te ahorraré detalles.
Y cuando ya creía pasada mi época de los vampiros, va y sale la Sagra que “crepúsculo” y se me vuelven a revolucionar las hormonas como si tuviera 18 (y yo casada y con hijos)
No sé si a ti te gustan los vampiros, pero creo que tienen ese puntillo que a todos nos atraen de una forma u otra. El deseo de la inmortalidad, ese malo torturado porque quiere ser bueno y por supuesto que siempre están muy buenorros, vale menos el de Vela Lugosi.
En resumen, que, si te va ese rollo chupasangre, te gustan las novelas románticas con un asesino cabroncete por el medio, pincha en el enlace y flipa con lo que tengo para ti.
Si no te apasiona, acepto malas reseñas, aunque de momento no tengo quejas y (a día de escribir estas palabras) doy nº1 en ventas (adjunto foto por si crees que fanfarroneo).